DISCALCÚLIA
Se trata de un trastorno
caracterizado por una alteración específica de la capacidad de aprendizaje de
la aritmética, no explicable por un retraso mental o una escolaridad claramente
inadecuada. El trastorno afecta al aprendizaje de los conocimientos aritméticos
básicos: adición (suma), sustracción (resta), multiplicación y división más que
a los conocimientos matemáticos más abstractos de álgebra o geometría.
El
estudio de este trastorno comenzó a finales del siglo XIX, como muestra la
cantidad de términos que se le han aplicado (“Síndrome de Gertsman”,
“discalcúlia”, “acalcúlia”, “trastorno del desarrollo aritmético”).
Criterios diagnósticos DSM-IV:
A)
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La capacidad para el cálculo, evaluada mediante
pruebas normalizadas administradas individualmente, se sitúa sustancialmente
por debajo de la esperada dados la edad cronológica del sujeto, su
coeficiente de inteligencia y la escolaridad propia de su edad.
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B)
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El trastorno del criterio A interfiere
significativamente con el
rendimiento académico o las actividades diarias que requieran capacidad para el cálculo. |
C)
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Si existe un déficit sensorial, las dificultades
para el rendimiento del cálculo exceden de las habitualmente asociadas a él.
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Características
del trastorno
Como señalan algunos autores, podemos delimitar cuatro áreas de
deficiencias dentro del trastorno del cálculo:
a) Destrezas
lingüísticas.
Son deficiencias relacionadas con la comprensión de términos matemáticos y
la conversión de problemas matemáticos en símbolos matemáticos.
b) Destrezas de percepción.
Dificultad en la capacidad para reconocer y entender los símbolos. También para
ordenar grupos de números.
c) Destreza matemática.
Se incluye la dificultad con las operaciones básicas y sus secuencias (suma,
resta, multiplicación y división).
d) Destreza de
atención.
Se trata de dificultades en copiar figuras y observar los símbolos
operacionales correctamente.
Sintomatología
Las dificultades fundamentales se centran en torno a la
simbolización y a la estructura espacial de las operaciones. Sus síntomas más
característicos se manifiestan del modo siguiente:
a) En la adquisición de las nociones de cantidad, número y su transcripción
gráfica, el niño no establece
una asociación número-objeto, aunque cuente mecánicamente. No entiende que un
sistema de numeración está compuesto por grupos iguales de unidades, y que cada
uno de estos grupos forma una unidad de orden superior. No comprende el
significado del lugar que ocupa cada cifra dentro de una cantidad. A medida que
las cantidades son mayores y si además tienen ceros intercalados, la dificultad
aumenta.
b) En cuanto a la transcripción gráfica, aparecen los siguientes fallos:
-No memoriza el grafismo de cada número y, por tanto, le cuesta
reproducirlo.
-Los hace en espejo, de derecha a izquierda, y con la forma invertida.
-Confunde los dígitos cuyo grafismo es de algún modo simétrico (p.e. 6 y 9).
-Le cuesta hacer seriaciones dentro de un espacio determinado y siguiendo la
dirección lineal izquierda-derecha.
c) En las operaciones:
Suma: Comprende la noción y el
mecanismo, pero le cuesta automatizarla, no llega a sumar mentalmente ya que
necesita una ayuda material para efectuarla, como contar con los dedos, dibujar
palitos, etc.
Relacionadas con la dificultad para entender los sistemas de numeración y su
expresión gráfica espacial, están la mala colocación de las cantidades para
efectuar la operación, y la incomprensión del concepto “llevar”.
Resta: Exige un proceso
mucho más complejo que la suma, ya que además de la noción de conservación, el
niño debe tener la de reversabilidad. La posición espacial de las cantidades
es, quizás, lo más difícil de asimilar por algunos niños, que restan
simplemente la cifra menor de la mayor, sin tener en cuenta si está arriba o
abajo. Cuando tiene que llevar, se pierden en el lugar dónde deben añadir lo
que llevan. Del mismo que en la suma, empiezan por la izquierda y colocan mal
las cantidades. Es frecuente que confundan los signos y, por tanto, la
operación, haciendo una por otra, e incluso, a veces, mezclan las dos (suma y
resta).
Multiplicación: Es una operación directa que no entraña tantas
dificultades como la anterior. Aquí el problema reside en la memorización de
las tablas y el cálculo mental.
División: En ella se combinan las
tres operaciones anteriores por lo que de su buena ejecución dependerá el
dominio de las anteriores. Las dificultades principales están, como en las
anteriores, en su disposición espacial: en el dividendo, el niño no comprende
por qué trabajar sólo con unas cifras, dejando otras para más adelante, y de
aquellas no sabe por dónde empezar, si apartando unas a la derecha o a la
izquierda. En el divisor le cuesta trabajar con más de una cifra, y es probable
que lo haga solo con una
Evaluación psicopedagógica
La evaluación psicológica debe dirigirse a dos ámbitos
principales:
1- La Inteligencia.
2- Desarrollo psicomotriz.
En el primer caso, debe comprender un análisis tanto cuantitativo
como cualitativo de los diversos factores de la inteligencia.
A partir de las pruebas Weschler, podemos obtener los diferentes resultados
para las áreas verbal y manipulativa. Dichas pruebas contienen un subtest de
aritmética. Son también especialmente relevantes los subtest de series
numéricas y las que precisan de atención y memoria.
A nivel psicomotriz interesa saber la lateralidad predominante, el conocimiento
del esquema corporal, el desarrollo sensoperceptivo y la orientación
espacio-temporal.
A este respecto resulta de gran utilidad el estudio efectuado por Elisabeth
Munsterberg Koppitz sobre el Test de Bender, analizando la relación entre éste y el
aprendizaje de la aritmética, el cual aparece ligado a la percepción y copia
correctas de los diferentes dibujos presentados. Los niños con dificultades de
cálculo las manifiestan también en la realización del Test de Bender. En concreto suelen aparecer errores en
el número de puntos o círculos de algunas láminas, integran mal las figuras y
presentan distorsiones en la forma, tamaño y simetría de las mismas.
En lo referente al cálculo propiamente dicho hay una serie de ejercicios a
efectuar que pueden darnos pistas acerca de la presencia del trastorno:
-Lectura de números: en voz alta por el propio sujeto o reconocimiento de los
que lee el evaluador.
-Escritura de números: copia y dictado.
-Noción de cantidad: de forma oral y escrita. Valorar distintas cantidades
dadas numéricamente (¿Qué es mayor 16 o 12, etc.?).
-Seriaciones, empezando por contar de forma correlativa, en sentido ascendente
y descendente (de 1 a 30, y al revés; de 2 en 2, de 3 en 3, etc.)
-Cálculo mental.
-Operaciones escritas. Dándoselas escritas y dictadas.
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